viernes, 23 de julio de 2010

Palabras fetiches

¿Es posible medir la prescindibilidad de las palabras? ¿cómo se hace, cuando éstas ya se cayeron de la boca, resbalándose del pensamiento? ¿cómo se hace cuando el efecto siguió a la causa antes de lo imaginado, y la racionalización de lo dicho no alcanzó a dilucidarlo...? La inmediatez ingobernable.

Incontables fueron los días marcados por la tensa expectativa, que tristemente se sucederían por un genocidio prematuro de promesas. Sus palabras anidadas en mis entrañas, la tenue e ingenua llama alimentada con mi aire, sirviendo de impulso a las más tiernas visiones, que alguna vez se animarían a ser... ¿que alguna vez se animarían a ser?

Un eterno retorno ineludible, cuya esencia siempre invariable se compone de trampas textuales, especulación semántica, imaginación desbordante...
Manchadas con incerteza y sufrimiento; así nacieron y morirían sus palabras, enunciadas irresponsablemente, escupidas como objetos amorfos, incoloros, inpalpables, simples cosas fetichizadas; una vez concretadas, huérfanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario